sábado, 31 de diciembre de 2011

Capítulo 18.

Al acabar de comer a Jason se le antoja que vayamos a jugar a los bolos. Así que eso hacemos. Entramos a la bolera y pedimos una pista y zapatos. Nos preparamos y comenzamos a jugar.
- Ya verás. –Me guiña un ojo. – Siempre fui el mejor jugando a los bolos. Y eso no ha cambiado.
Elevo las cejas.
- Ya ya, claro. Ya veremos quién es el mejor. –Dije con aires de superioridad.
Le toca a él primero por asignación. Respira hondo, da unos pasos y tira la bola. Parece un niño pequeño viendo dibujos mientras observaba la pista, rezando por tirar el máximo número de bolos posible. Sonrío con ternura ante el pensamiento.
- ¡Vas a perder! –Exclamo divertida, para molestarle.
- ¡No, claro que no! –Exclama él también, solo que molesto.
Y… tira todos los bolos menos dos. Salta de alegría y me mira, elevando una ceja.
- Con que no juego mejor que tú, ¿eh?
Sacudo la mano derecha, haciendo un gesto de que paso de él, y ambos carcajeamos.

Y así pasan el rato, haciéndose felices el uno al otro. Sin falta de ayudas ajenas o tener usar algo más que a ellos mismos. Y eso es lo que hace que encajen al completo. Como dos piezas de un puzzle.

Al acabar la partida, que por cierto ganó él, Jason me empieza a arrastrar al cine. Y digo arrastrar no porque no quiera ir, si no porque se supone estoy ofendida con él por haber perdido.
- Venga, pon un poco de tu parte. –Carcajea y me empuja un poco más fuerte.
Me tiene abrazada por la espalda y apoya su cabeza en mi hombro. Me dejo arrastrar, pero estoy aparentemente indiferente. Está claro que no me he enfadado por esta tontería, pero sí que lo estoy de broma.
- Nicol. –Dije arrastrando más la última silaba. – Contéstame. –Suspira. – No te habrás enfadado… ¿verdad? –Pregunta indeciso.
- Bueno… –Digo en un tono de voz muy bajo. Carcajeo. – Claro que no. –Sonrío.
Quito sus brazos, haciendo que ya no me acorralen contra él y le abrazo por el costado izquierdo. Él suelta una risa sonora y pasa su brazo izquierdo por encima de uno de mis hombros, aferrándome más aún a él.
Tras unos minutos llegamos a la entrada del cine.
- Bueno, ¿y qué película quieres ver? –Me pregunta.
Observo la cartelera y elevo los hombros.
- Me da igual.
- Venga, haber. ¿De amor o de miedo?
Elevo una ceja, divertida.
- De amor. –Río.
- Pues vamos. –Sonríe.
Compramos las entradas y entramos en la sale 14. La película es “An education”. Nos sentamos, uno al lado del otro y la pantalla se ilumina, comenzando la historia.
Mientras yo estoy entretenida en la película, Jason parece algo más aburrido. Está mirándose las manos y moviéndolas. Parece que es todo un espectáculo para él. Suelto un carcajada bajito, pero lo nota y me mira frunciendo el ceño. Me acerco un poco a él y le susurro al oído.
- Anda, presta atención a la película. –Sonrío y el también.
Cuando han pasado más o menos unos cinco minutos, Jason pasa el brazo por encima de mis hombros, juntándome más a él.
- Me aburro. –Me dice bajito al oído.
Le miro mientras que este hace un puchero con los labios. Niego sonriendo la cabeza y le miro fijamente a los ojos.
- Pues mira a la película. –Digo evidente. Pero en un tono de voz bajo.
- Ya… pero es que no me gusta. –Dice en un tono sensual.
Y no sé por qué, pero entro en su juego.
- ¿Y qué es lo que te gusta? –Pregunto en ese mismo tono.
Menos mal que no hay nadie cerca ni que nos esté viendo…
- No sé… muchas cosas. Pero sobre todo una. –Afirma, pero sin dejar de decirlo de esa manera.
Elevo una ceja.
- ¿Ah, sí? ¿Y cuál es? –Pregunto haciéndome la tonta.
- Pues mira, no sé como decírtelo… –Hace que se lo piensa y me vuelve a mirar, seguro. – Empieza con ‘besan’ y acaba con ‘dote’.
Y no me da tiempo ni a reaccionar, cuando noto sus labios sobre los míos. Los empieza a mover suavemente. Es delicado, y me encanta que lo sea. Poco a poco introduce su lengua en mi boca y la suya y la mía se tocan. Y todo sigue así, de esa manera que tanto me gusta y que nunca querría dejar de hacer.
Al final, nos separamos.
- Así que esto es lo que te gusta hacer, eh. –Levanto un ceja.
Ambos soltemos una carcajada casi insonora y seguimos así, siendo felices con nuestras tonterías y nuestro cariño. Sin necesidad de nada más. Solo de nosotros mismos.

Al llegar a casa me pongo a recoger el armario y a guardar toda la ropa. Cuando termino, miro el reloj. Ya son las diez de la noche y la verdad es que tengo algo de hambre. Así que bajo y me encuentro a Jason tirado en el sofá, viendo la televisión. Me pongo detrás del sofá, estiro la mano derecha y comienzo a acariciar su brazo. 
- Cariño. –Le llamo. Me mira. – Voy a hacer la cena, ¿tú quieres cenar?
- Sí, espera. –Se levanta de un salto y viene hasta donde estoy yo. – Que te ayudo a prepararla.
Sonrío y ambos entramos en la cocina. Tras terminarla y cenar, nos sentamos en el sofá. Son las diez y media. Ya sé que es sábado, pero tengo mucho sueño.
- Jason, voy ya a dormir. Que estoy muerta del sueño. –Me levanto y suelto un gran bostezo.
- Te acompaño. –Se levanta también y sonríe. – Que yo también tengo muchísimo sueño.
Subimos a la habitación. Cojo el pijama y entro en el baño para ponérmelo mientras que él se cambia en la habitación. Cuando termino, vuelvo al cuarto donde me encuentro a Jason ya echado en la cama. Me mira y sonríe.
- Te eché de menos. –Hace un pucherito y sonrío.
Me tumbo en la cama, a su lado y me abrazo a él. Este me rodea con sus brazos mientras que me acurruca en su pecho.
- Que duermas bien, pequeña. –Besa mi cabeza.
Y justo, en esos momentos, cuando te das cuenta que es una de las mejores personas que jamás podrías conocer. Por mucha apariencia o fachada que tenga, es una persona con un corazón enorme, que debe de ser valorado por lo que es, y no menos. Siempre pensé que esto solo pasaba en las películas. Que en la realidad ningún chico se molestaría en ello. Pero él me a demostrado que no. Que sentir tantas sensaciones con una sonrisa, que estremecerme cada vez que me susurra algo al oído, que tengas escalofríos cada vez que su piel toca la mía, es algo que debe de ocurrir. Pero que a la vez, es mágico. Es mágico sentir que cuando estoy con él, ya no existen problemas. Ya no existe la maldad. Ya no hay nada imposible. Todo se puede conseguir, con un poco de polvos mágicos.
- Buenas noches mi vida.
Y me duermo. Entrando en un sin fin de sueños, alegrías y magia. Pero siempre con él. Siempre con Jason.


Como hoy es 31 de Diciembre, quería deciros... ¡FELIZ AÑO NUEVO!
Os amo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario