lunes, 31 de octubre de 2011

Capítulo 9.

Hoy es el día.

¿Me acaba de preguntar lo qué es escuchado? Él. Jason McCann, ¿me acaba de pedir salir? ¿A mí? ¿Nicol?
- Eh...eh...- Sí, no sabía que decir, pero ... ¡¿qué le digo?!
Haber, nos hemos conocido hace apenas unos días y parece que llevemos años juntos. Pero eso sí...tengo que admitir que llevaba soñando con el bastantes meses y ni si quiera sabía quién era, ¿será el destino? No sé...pero después de todo lo que había hecho, mi corazón me decía que le dijera que sí. Y ya sabéis, por mucho que el cerebro te diga que no, que no y que no, si el corazón te susurra un pequeño 'sí', vas a decir y sentir que sí.
Así que ya sabéis la respuesta.
Le miré a los ojos y ví que una gota de sudor caía desde su frente hasta su mejilla. ¿Estaba sudando? ¿por qué?
- Sí, sí quiero - dije sonriendo de oreja a oreja. Estaba realmente feliz.
Me miró a los ojos y entreabrió un poco la boca, pero no dijo nada. Pero su cuerpo si que dijo algo, sí. Pasó sus fuertes brazos por mi espalda haciendome estremecer. Cálido. Un abrazo cálido, precioso. Con todo el sentimiento de este mundo. No os lo puedo describir, porque para saber lo que siento ahora, tendríais que vivirlo.
- Gracias...- susurró en mi oído.
¿Gracias? ¿Gracias por qué?
- ¿Por qué? - musité confusa.
- Por quererme olvidando y dejando atrás que sea un criminal que apenas conoces de unos días, gracias por ser tú.
Ya no me parecía que fuera Jason McCann, no. Lo conocí hace unos días, según él, porque para mí, llevaba en mi mente, meses. Meses que dediqué a intentar sacarmelo de la cabeza, o por lo menos, saber quién era. Y ahora...,ahora lo tengo aquí delante, siendo cómo un adolescente cariñoso y enamorado.
- Y que sepas, que para mí llevamos juntos mucho tiempo - musitó seguro - Y aunque solo fuera en mis sueños, tú siguías en mi mente siempre.
Eso, me hizo sonreir. Lo admito, pero es que..., ¿a quién no le haría sonreir eso?
[...]
La luz que entraba por la ventana, me despertó. Me incorporo en la cama restregandome los ojos y miro el exterior. Hace buen tiempo y estoy feliz. Lo de hace una semana no se saca de mi mente y me esboza una sonrisa tonta cada minuto.
Me levanto lentamente de la cama, para no caerme. Me ducho y me visto. Bajo abajo y desayuno. ¿Qué puedo hacer hoy? No tengo ningún plan.
Jason...esta semana con él ha sido la mejor de toda mi vida, y espero que no acabe nunca. Me ha demostrado que de verdad me quiere y que no es un sucio criminal. Cómo ese día en el parque.
· Flashback.
El aroma de la montaña se colaba por mi nariz, haciendo que todo yo se sintiera libre. Estabamos sentados en la alta hierba de aquel campo. Levanto la vista y la clavo en el cielo. Está despejado. Azul.
- Toma - dijo Jason, despertandome de mis pensamientos.
Abrió la mano y pude ver que lo que me ofrecía era una flor. Azul clarito, pero intenso. Preciosa.
Se acercó a mí, acortando la distancia que había entre nosotros. Delicadamente puso la flor encima de mi oreja. Sonrió.
- Me gusta - dije sonriente.
- Y a mí - me miró a los ojos, sin parar de sonreir.
Le abracé. Necesitaba sentirle.
- Te quiero - le susurré al oído.
- Y yo a tí - me aferró más a él.
· Fin del Flashback.
Esas cosas, esos detalles que él hizo todos estos días, me encantaban.
Me parece, que ha cambiado.
|Narra Jason|
Hoy es el día. Hoy es el día en el que ese sucio hijo de puta me tenía que llamar para decirme lo que tendría que hacer para que no le hicieran nada a Nicol.
Es la primera vez que tengo miedo del trabajo que me van a mandar hacer. Puede que me digan que tengo que matar a algún político, o simplemente sacar a alguien de la carcel. Sea lo que sea, lo haré. Por Nicol.
Entonces, me llaman al movil.
Sí, es él.
- Dime - digo frío, tajante.
- Oh McCann, McCann - dice gracioso - ¿qué tal esta semanita?
- Dime lo que tengo que hacer.
No quiero que me ande vacilando, quiero me lo diga ya. Que yo lo haga, y quitarmelo de encima para poder vivir feliz y tranquilo con Nicol.
- Oh Jason, pues creo que te va a gustar tu trabajito...- dce en un tono, que la verdad, no me gustó nada - mira, es muy fácil. Y encima, tú lo vas a tener aún más - se rió.
- Dímelo.
- Tienes que secuestrar a tu querida Nicol.

Capítulo 8.~ Maratón.

¿Me concedes este baile?

Y sin poder evitarlo, una sonrisa inundó mi cara. Metí mi mano en el sobre y de él, saqué un trozo de papel con una frase escrita y lo guardé en mi bolsillo. Entré corriendo en casa, dejé la mochila, las pipas y salí a toda leche por la puerta.
Haber...¿un monumento con un reloj? ¿En Londres? Está claro; El Big Ben. Quedaba a unas cuantas calles de mi casa, así que me apresuré y fuí a un paso lijero todo el rato. A los cinco minutos, estaba en frente de él. Miré hacia los lados, intentado encontrar a ese personaje que, según la carta, me iba a ayudar. Y...¡sí, allí estaba! Me dirijí hacia él.
- Hola - le saludé.
- Buenos días - me saludó cordialmente - ¿qué quiere? - sonrió.
- Eh...bueno...- ¿y ahora que le digo? Bueno, la carta decía que le dijera mi nombre, ¿no? Pues venga - Soy Nicol Adams.
Automáticamente, el señor me sonrió de oreja a oreja.
- Oh, ¿con que tú eres la chica de la que tanto me ha hablando? - pero, ¿quién es esa persona?
- Supongo - solté una tímida carcajada.
- Pues no exageró nada, eres preciosa - me sonrojé - toma.
Me extendió otra carta cómo la de antes y tambien un helado.
- Que sepas, que este helado es su preferido - me informó.
Era de Turrón. Le dí las gracias y me senté en un banco de por allí para terminarme el helado y abrir el sobre. Cuando lo terminé, miré que había dentro. Otra vez había un trozo de papel - que guardé en mi bolsillo junto al otro - y una carta.
#Carta:
¿Te ha gustado? Espero que sí. Bueno, tengo que admitir que esta pista fué muy fácil, ¿no crees? Pero bueno, tampoco quiero que no sepas a donde ir. Y ya sabes; siempre te protegeré.
~ Pista: Mira a tu izquierda, ¿ves una cabina telefónica? Entra dentro, verás la siguiente pista.
Fuí bastante rápido hacia ahí y entré. Y sí, había otro sobre cómo los anteriores. Volví a meter el trozo de papel en mi bolsillo y leí la carta.
#Carta:
Piensa en 8 letras, en dos palabras con un gran significado y descibrirás mis sentimientos hacia tí.
~ Pista: ¿Sabes? Siempre me encantarón las películas fantásticas y más, si hay que atravesar paredes.
Vale, esta pista si que me ha dejado en blanco. ¿A qué se estará refieriendo...? ¡Ya sé! Salí corriendo hacia la estación de trenes más grande e importante de todo Londres.
Andén 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9...¡aquí está! Miré hacia arriba, y justo al lado del donde ponía <<Andén 9 3/4>> había otro sobre.
Hice el mismo procedimiento de siempre y miré la carta.
#Carta:
Si estás leyendo esto, es que has visto Harry Potter, ¿no? Bueno, esta sí que fué algo más dificil, pero no mucho, ¿no crees?
~ Pista: En todo el mundo, la gente quiere un bolso con un perro.
¿Bolso con un...? ¡Claro! Y otra vez más, salí disparada hacia otro de los muchos lugares emblemáticos de Londres. Una calle, dos calles...y...¡aquí estoy! Sí, Harrods era enorme.
Solo había una tienda dentro de ese gran centro comercial en la que todo el mundo comprara esos bolsos. Entré en ella, y sin darme tiempo ni si quiera a saludar a la dependienta, esta me dió otro sobre y una bolsa.
- No sabe usted la suerte que tiene de tener un novio así. - Dijo la señora que atendía la tienda.
¿Novio? ¡Pero si ni si quiera sé quién es! Pero bueno, paso de contarla toda mi vida y la dedico un sonrisa.
- Por cierto - musitó - para lo de la bolsa, puede meterse en ese probador - me comentó.
¿Probador? Miré dentro de ella y había un vestido precioso con unos zapatos que no se quedaban atrás la verdad. www.polyvore.com/cgi/set?id=38590509&.locale=es
#Carta:
No te estoy viendo, pero sé que estás preciosa. Espero que te guste.
~ Pista: Antes había un popular bar de Londres. Ahora, un sótando.
Salí del probador. Le dí las gracias a la dependienta y fuí hacia aquel callejón.
Por el camino, metí los trozos de papel en el bolso, ya que toda la ropa estaba en una bolsa.
A los quince minutos, llegué allí. Justo en la puerta, había otro sobre.
#Carta:
Une todos los trozos. Después, entra.
Los uní y leí lo que me salió.
Nunca pensé que el amor pudiera existir. Nunca pensé en esta manera de vivir. Nunca pensé que con solo una mirada, todo yo se revolucionara. Pero entonces, llegaste tú. Y mi mundo cambió. Yo era diferente. Era un simple criminal al que solo le importaba hacer sufrir. ¿Y ahora? Ahora estoy aquí, escribiendo por primera vez una carta a alguien. A tí. A esa persona que tanto quiero, y hoy, se lo voy a demostrar. Te lo voy a demostrar. Tú eres mi pequeña, y no dejaré que nada malo te pase. Cambié.
Te quiere, Jason.
Espera, espera, espera...¡¿Jason?! ¡Joder, que mono! Jamás pensé que nadie pudiera hacer algo así por mí, y él. Él ha hecho que un cumpleaños que ya había dado por perdido, fuera el mejor de toda mi vida.
Entré dentró y alguien me tapó los ojos.
- ¿Sabes? Estás preciosa con ese vestido - susurró en mi oído - sabía que te quedaría genial, pero...no sabía que tanto.
Me dí la vuelta y quedé en frente de él. Le miré de arriba abajo. Llevaba unos pantalones vaqueros desgastados y una camisa branca junto a unas deportivas negras. Él, cojió la bolsa y el bolso y los dejó a un lado. Le miré fijamente a los ojos.
- No sé que decir, me has dejado sin palabras... - dije sonrojada - no me esperaba esto...
Le abracé.
- Gracias - susurré.
- No me las des. Te mereces esto y más - me aferró más a él.
Entonces se separó y puso música.
- ¿Me concedes este baile? - dijo ofreciendome la mano.
Empezamos a bailar tranquilamente mientras que nos mirabamos a lo ojos.
En serio, no me lo podía creer, ¿eres esto un sueño? No, creo que no. Pero..., ¿Jason? ¿Jason McCann, el violento y basto criminal, haciendo lo que ha hecho? Eso si que es raro. Pero hermoso...Sí, le quiero.
En un momento dado, paró y cojió mis manos.
- Nicol... - susurró y sonrió - ¿Quieres ser mi novia?

Capítulo 7.~ Maratón.

No te voy a volver a ver...¿verdad?

- Casate conmigo, Bella.-Dijo el maricón ese.
Y acabó. ¡Por fín! Despues de hora y media viendola...¡acabó!
- ¡Ay, joder! - se sorbió la nariz.
¡¿Estaba llorando?! ¡¿Cómo puede llorar con esta mierda de película, eh?!
- ¡Qué bonito! - exclamó tierna. Me miró - ¿A qué es preciosa?- sonrió.
¡Dios, su sonrisa! ¿Cómo decirle que no? Es imposible.
<<Tienes la sonrisa más bonita de todo el mundo.>> La diría; pero no. ¿Desde cuando pienso en estas cursiladas? ¡Nunca lo había hecho!
- Claro - sonreí - Aunque bueno..., no suelo ver este tipo de películas - solté una carcajada.
- Ya...supongo - rió - aunque a mí, personalmente, lo de que sea un amor prohibido, me encanta - se sinceró.
¿Y lo nuestro sería un amor prohibido? Sí. Pero...¿lo nuestro? Aproposito, ¿tenemos algo? Es decir, nos hemos besado, y no precisamente solo una vez. Y siento que...quiero perdirla salir. ¿Formalmente? ¿Románticamente? Espera, ¡¿románticamente?! Eso sí que es rarísimo en mí. Pero bueno, ¿no se lo voy a pedir cómo si nada, no?
- Tengo sueño - me abrazó y bostezó.
Sinceramente me quedaría así para siempre. Pararía el tiempo. Solo ella y yo....¡joder! ¡que cursi me estoy volviendo, eh!
- Venga, vamos - suavemente la aparté un poco y me levanté - ¿no te vas a levantar? - reí.
- No, no - rió - yo me quedo aquí. Si quieres, sube tú.
Se veía que no iba a subir, y no la pensaba dejar ahí tirada toda la noche.
La cojí en brazos y gruñó.
- ¿Qué pasa? - reí.
- Jo, que yo quiero quedarme aquí - replicó riendo.
- Anda, anda. Calla - reí.
Subí tranquilamente las escaleras y entré en su habitación. La tumbé en su cama.
- ¿Te vas a ir? - me preguntó triste.
- No sé...¿quiéres que me vaya?
- No...pero bueno, si quieres o tienes que irte...- hizo una mueca extraña y lo dijo con un tono triste.
¡Demonios! ¡¿Cómo iba a querer irme?! ¡Sí es con la persona con la que mejor estoy!
- Cielo, claro que no quiero irme - sonreí.
- Pues ven - se levantó y tiró de mi mano - ¿con que vas a dormir?
- Contigo - sonreí y pasé mis brazos por su cintura aferrándola a mí.
Se sonrojó. ¡Era tan mona!
- Ya, pero digo que con que ropa - se rió.
Reí.
- Tú no te preocupes por eso, ¿vale? Ponte tú el pijama que quieras, yo te espero en la cama - la dí un beso fugaz y me tumbé a la cama.
Mañana es su cumpleaños...¿qué haré? Tengo que prepararla algo bonito...no sé...¡joder! ¡qué soy un criminal! No estoy acostumbrado a preparar cosas bonitas..., pero tengo que demostrarla que de verdad la quiero. No pienso dejar que crea que lo único por lo que estoy aquí es para tirarmela o algo así. Porque no es eso, en serio.
Un voz dispersó mis pensamientos.
- ¿En qué piensas? - dijo mientras que se tumbaba a mi lado en la cama.
- ¿Yo? En nada...- reí.
- Sí, ya, claro - entrecerró los ojos, mirandome mal.
- Va, venga. Vamos a dormir - apagué la luz que estaba a mi izquierda - una cosa, ¿mañana vas a ir a clase?
- Claro, ¿cómo no iba a ir? -rió.
- Bueno, es tu cumpleaños...
- Ya, pero de todos modos, tengo que ir Jason...
- Entiendo...
Me hubiera gustado pasar todo el día con ella, pero parece ser, que era imposible.
- ¿Y tú? ¿Vas a ir? - se acercó un poco.
Pff, hacía años que no iba. Pero estaría con ella...¡espera! No, tengo una idea. Mañana es viernes, y lo mejor que puedo hacer es por la mañana, ya que ella no está, preparar su cumpleaños...sí, me parece bien.
- No, no puedo.
- ¡Pero Jason! -exclamó - ¡no puedes faltar tanto! - dijo alterada.
- No Nicol, en serio, no puedo.
- No te voy a volver a ver...¿verdad? - dijo entristezida. Había empezado a llorar.
¡¿Qué?! ¡No! ¡¿Cómo podía pensar eso?! ¡No podría vivir sin ella!
- ¡No! ¡Claro que me volverás a ver! - exclamé seguro.
Me acerqué a ella y la abracé. Quería que viera que no se quedaría sola y que la quería mucho.
- Voy a ser tan plasta que me verás hasta en la sopa - susurré en su oído y reí.
- Eso espero...- sorbió la nariz y soltó una pequeña carcajada en mi oído, haciendo que me estremeciera.
- Venga, duerme...que mañana es tu cumpleaños...- acaricié lentamente su pelo.
~ A la mañana siguiente. 8:00am.
Pii...pii...pii...pii...
¡Joder! ¿Hace cuanto que no me despertaba tan pronto? ¡Demasiado!
Abrí un ojo y ví cómo Nicol alargaba un brazo y lo apagaba.
- Dios...- susurró molesta y se levantó de la cama.
Sí, lo mejor será que me haga el dormido. Así no sospechará lo más mínimo de que la vaya a preparar una fiesta sorpresa.
Cojió la ropa y se metió en el baño, a los minutos salió ya vestida y bajó a abajo, seguramente a desayunar.
Estuve pensando en que hacer, mientras que ella estaba en la casa... ¡Ya sé lo que voy a hacer!
Al rato, sonó la puerta principal; había salido. Me levanté corriendo y me puse la ropa de ayer, aseguré que no hubiera nadie, cojí unas llaves de su casa que había en la entrada y salí de allí cagando leches.
Corrí por unas cuantas calles y llegué al primero de los sitios que necesitaba visitar.
|Narra Nicol|
Al llegar al insituto, no estaba muy animada que digamos. Era mi cumpleaños, y no tenía nada que hacer ¡genial! Notese el sarcasmo.
A lo largo de la mañana, recibí unas cuantas felicitaciones por parte de mis compañeros de clase. Por suerte, no tuve ningún examen.
A las dos en punto, sonó la sirena. Salí de clase tranquilamente, estaba bastante triste. Pasé por un tienda de golosinas, compré unas pipas y puse rumbo a casa. Esta tarde iba a ser muuuuuuy larga y aburrida.
Ya cuando iba a abrir la puerta principal de casa, ví un sobre pegado en ella. ¿Qué sería? Despegué la parte de arriba y miré dentro, había una carta.
#Carta:
En el mundo hay 6.000.000.000 millones de personas, 5 continentes, 198 países y 1.961.969 ciudades. Y, ¿sabes qué? Justo tuve la suerte de que la distancia no se interpusiera entre nosotros. Tuve la suerte de poder estar a tu lado.
No sabes quién soy, pero lo podrás averiguar. Si sigues las pistas, claro. Mira bien dentro del sobre donde encontraste esta carta. Lo que veas ahí dentro, guardalo.
~ Pista: Nunca tuve un reloj, pero siempre, mirando hacia arriba, pude saber la hora en un gran monumento. Y cuando iba hacia él, un heladero siempre entablaba una conversación conmigo. Vete hacia él, y dile tu nombre. Él te dará la siguiente pista.

Capítulo 6.~ Maratón.

¿Confías en mí?
¡Joder! ¿Y ahora que hago? ¡Les voy a matar a todos!
- ¿Qué?.-Estaba confuso. Todavía no había procesado toda esa información.
- Lo que has oído McCann.-Soltó una carcajada. Que asco les tenía a todos esos hipócritas estúpidos.- ¿Quieres que a tu preciosa chica no la pase nada malo?
Estaba perdiendo los estribos. Suspiré y tape el movil.
- Ahora vuelvo, ¿vale?.-Le susurré a Nicol.
Ella asintió y yo me fuí a otra parte de la casa.
- ¿Qué, McCann? ¿Quieres salvar a tu chica?.-Dijo gracioso.
- Sí.-Dije frío intentando no explotar y ponerme a gritar.
- Vale.-Rió cínico.- Dentro de una semana te llamaré para darte instrucciones. Disfruta este tiempo con tu chica, después las cosas se complicarán McCann.
Suspiré. Me estaba tocando demasiado los cojones y en una de estas iba a saltar.
Colgó.
Apreté fuertemente mis puños. Las uñas se me estaban marcando en la palma de la mano cuando, sin poder evitarlo, llevé rápidamente mi brazo a la pared e hice un agujero. Repiré fuertemente y suspiré, intentando tranquilizarme.
|Narra Nicol|
Me preocupé. Cuando salió estaba totalmente pálido, y eso es raro en él. Estuve pensando un rato, cuando un gran estruendo me sobresaltó. Corriendo entré en la habitación en la que estaba Jason y le ví. Tenía el brazo literalmente dentro de la pared y estaba respirando muy muy fuerte. Tenía miedo, ¿le habría pasado algo?
Me acerqué sin hacer ruido a él y le abracé. Fuerte y cálido. Un abrazo sin prisas, sin preocupaciones ni prejucios. Simplemente un abrazo que yo necesitaba y él, tambien.
- Sh...sh...-Intenté calmar su agitada respiración.
Suspiró y se dió la vuelta para poder pasar sus brazos por mi cintura, agarrádome fuertemente.
- ¿Qué pasó?.-Susurré pausadamente mientras apoyaba mi cabeza en el hueco de su hombro y su cuello.
Respiró hondo, dispuesto a responder.
- Nada, tranquila. No pasa nada.-Maculló entre dientes escupiendo la última palabra.
Me separé ligeramente y le miré a los ojos...Me estaba mintiendo. Se lo notaba, y aunque sabía que no quería hablar de ello, pensaba averiguarlo.
- No me mientas, lo haces muy mal.-Solté una pequeña carcajada. El ambiente estaba muy tenso, y lo relajé todo lo que pude.
Suspiró de nuevo. ¿Qué es que no puede parar de suspirar? Porque es lo único que ha hecho en estos minutos.
- No quiero hablar de ello...-Musitó molesto mientras que se daba la vuelta, dejandome mirando a su espalda.
- Lo sé.-Afirmé.
¿Se pensaba que no lo sabía? Sí, sí que lo sabía. Pero de todos modos, quiero descubrir lo que pasa.
- ¿Entonces?.-Se giró y frunció el seño.
- Quiero saber lo que pasa-.Volví a afirmar. Ahora mismo, tenía mis ideas muy claras.
- ¿Confías en mí?.-Preguntó serio.
¿Confiar en él? No lo tengo claro, pero...., sí, confío en él. Por muy imposible que sea, por muy alocado que sea. Sí, confío en un criminal. Confío en Jason McCann.
- Sí.-Le contesté segura, ahora más que nunca.
- Entonces confía en mí cuando te digo que no permitiré que nada malo te pase, ¿si?.-Acarició suavemente mi mejilla.
Asentí. Confiaba en él, y sabía que era lo correcto.
- Venga, vamos.- Sonrió.- Que te ayudo a hacer lo deberes.
Reí, no pude evitarlo. ¿Ayudarme él? ¡Pero si no había venido todavía a clase!
- ¡Pero si todavía no has ido a clase!.-Exclamé divertida.
- ¿Y tú cómo sabes eso, eh?.-Dijo en un tono gracioso y sonrió. Dios su sonrisa; perfecta.
- Pues eeeh...no sé...-Me hice la tonta, sabía perfectamente por qué.- Mmm...¡ah! ¡ya sé! ¡¿por qué vas a mi clase?!.-Pregunté en un tono de ¿no es evidente?.
- ¿Qué qué?.-Parecía que sus ojos se le fueran a salir.
- Pues eso.-Reí.- Que se supone eres mi compañero en clase, pero cómo nunca vas...-Solté una leve carcajada.
- No, no. Pues a partir de ahora voy siempre, vamos.-Rió.- Bueno, ¿subimos y así me pones un poco al día mientras que haces los deberes?
Asentí y me dió un leve beso en los labios.
[...]
|Narra Jason|
- Ah, vale, vale.-Dije al haberlo comprendido tras varios intentos. Esto de las matemáticas no era lo mío.
Ahora que lo pienso...¿hace cuanto que yo no abría un puto libro? Cuatro o cinco años, más o menos. ¿Por qué derrepente conozco una chica y hago todo lo que sea para poder pasar el mayor tiempo posible con ella? Esto no es normal en mí. Lo habitual sería que estuviera en alguna de esas calles graffiteadas, con algunas putas y algunos compañeros de varias peleas. ¿Tanto he cambiado en un solo día? Me extraña demasiado. Pero a decir verdad...me siento bien. Me siento realmente vivo sin tener que acabar con la vida de algún gilipollas para ello, y me siento bien. Todo gracias a ella y a su manera de volverme totalmente loco y acelerar mi pulso con solo mirarme...¿me estaré enamorando? No, no puedo enamorarme. Yo soy un tío de sexo, drogas y alcohol. No de abrazos, caricias y besos. ¿Por qué cambié de un lado a otro con solo una mirada suya?
- Entonces lo has entendido, ¿no?.-Me preguntó con una gran sonrisa en la cara.
No pude evitar sonreir al darme cuenta de que ella tambien lo estaba haciendo.
- Sí, más o menos.-Reí fuertemente.
Me miró y me besó en la mejilla. Me sonrojé.
- Oye..., ¿hace cuanto que no estudias ni vas a clase?.-Su rostro se tornó preocupado.
No quería agoviarla más, ya tenía bastante con su vida cómo para que encima se tuviera que ocupar de la vida de un estúpido cabrón cómo yo.
- No mucho.-Sonreí para intentra aparentar convincente.
Hizo una mueca extraña, no se lo creía. Aunque prefirió dejarlo atrás y cambiar de tema.
- Jason.-Me llamó y la miré a los ojos.- Todavía son las siete y media, ¿quieres ver una película?
Una película..., ¿hace cuanto que no veo una? Años, muchos años.
- Claro.-Lo que sea por ella.- ¿Cuál?
- Luna Nueva.-Sonrió de oreja a oreja.
Oh Dios mío...¿me va a hacer tragarme toda la película del Robert y el Taylor? ... Bueno, aguataré. Pero solamente por ella.
Bajamos al salón y se sentó en el sofá. Yo me puse al lado y acomodé una manta por encima de nosotros.
Le dió al <<Play>>.
[...]

Capítulo 5.

Cuida a tu chica.

- ¡¿Donde estabas?!.-Dije desesperado mientras que me acercaba a ella.
Estaba asustada, se lo notaba.
Gran ironía...¿no creéis? Yo, Jason McCann, el criminal más temido de todo Londres, estaba aquí, preocupado por alguien que no soy yo.
- E-en el insti-tuto.-Tartamudeó.
¡Mierda! ¡Es que soy gilipollas! Claro...hace más de...cinco años que dejé de ir al instituto. ¿Cómo me iba a acordar de que existe esa carcel mañanera? Aunque bueno, ahora que lo pienso, ella es una chica responsable, es normal que siga llendo.
- Joder...-musité y la abracé.
No sé por qué lo hice, pero lo necesitaba. Necesitaba sentirla entre mis brazos, protegida. Jamás pensaba que sentiria estas sensaciones.
- Pero, ¿qué pasa?.-Preguntó aparentemente preocupada al separarse.
- Es que...-Me rasqué la nuca.
Sí, me daba cosilla decirla que estube más de tres horas preocupado porque ella no apareciera en casa.
- Bueno...-Mascullé.- ...Tenía miendo de que te hubiera pasado algo.-Solté de golpe, rápidamente.
Me miró extrañada. Normal, no me conoce mucho, pero seguro que sabe que no es habitual que yo me preocupe tanto por una persona que acabo de conocer. Bueno...,ni yo ni nadie. Y menos, yo.
- Ah...-Dije desconcertada.- Pero...
- ¡Dios!.-Interrumpí.- ¿Y esas ojeras?.-Interrogué cómo si de su padre me tratase.
Acerqué mi fuerte mano lentamente hasta la parte inferior de sus ojos, tocando aquel signo de que hoy no había dormido o nada, o casi nada.
- Ah, eso...Pues bueno, es que tenía examen de matemáticas, y no podía suspender...
- Pero...¡espera! ¡¿no has dormido en toda la noche por un puto examen de matemáticas?!.-Dije alterado. Estaba alterado.
Sí, sé que seguramente ella esto de los estudios y las notas se lo tomara muy a pecho y le importara bastante. Pero cómo supondréis, a mí, no.
- Sí, ¿por?
Le parecía que eres de los más normal hacer eso. Bueno...,para ella sí, pero para mí, no.
- Es que...-Pensé en lo que iba a decir, y me callé.- Nada, déjalo.-Suspiré.- Mejor te vas ahora a dormir, ¿no crees?
- ¿Ahora? Que va, no puedo. Tengo que estudiar y hacer los deberes.-Dijo seria, pero a la vez se veía que no lo quería hacer. Normal.
Mordí mi labio inferior, impotente. ¿Qué podía hacer? ¿Obligarla a dejar de estudiar? No, no puedo hacer eso.
- Y tú...¿qué vas a hacer?.-Me miró fijamente a los ojos.
Ahora lo recuerdo. Estamos en su casa. ¿Qué puedo hacer?
- Tengo que solucionar unos asuntos y luego iré a mi apartamento...-Intenté sonreir.
- Ah...-Parecía decepcionada.
Sonreí al pensar que estaba triste porque yo me fuera.
Entonces, recordé una cosa que m estremeció.
~ Flashback.
Mi cabeza chocó con la pared de aquel mugriento y sucio callejón. Los dos hombres vestidos de negro, se separaron dejando que entre ellos pasara un señor más mayor, algo regordete y de un color bastante pálido. Tenía un puro en la boca y vestía un traje blanco. Una sola palabra les podía describir; mafia. Y eso sí que me asustaba.
- ¿Sabes por qué estamos aquí?.-Preguntó con una voz grave ese señor.
Negué con la cabeza.
- Ah, ¿no?.-Se levantó un poco el sombrero que llevaba y pude observar cómo elevaba un ceja irónico.- Emm...haber...¿recuerdas a un tal Michel con el que te peleaste?
Entonces, lo recordé. Tragué saliba.
- Me parece que sí. Y es mi hijo... ¿Pues sabes qué? Ten cuidado si alguna vez te acercas a alguna mujer, porque lo más seguro es que no vuelva a ver la luz del día.
~ Fin del flashback.
Tengo miedo, ¡¿y si la hacen algo?! No, no y no. No lo permitiré.
- Oye Nicol, si tienes cualquier problema, o oyes algun ruido por pequeño que sea, llama aquí, ¿vale?
Apunté en un papel mi número de teléfono.
- Ajá.-Dijo algo confundida.
- Pero por favor, llama aunque solo sea una tontería, ¿está claro?.-La abracé tiernamente.
- Sí, claro.-Sonrió.
Pasé mis brazos por su cintura y me acerqué a ella lentamente y rocé nuestras narices. Y sin poder evitarlo, la besé. Con dulzura, y muy despacio. Sin ninguna prisa.
Al final, nos separamos.
- Es raro...,pero no me quiero ir.-Reí y, seguramente por primera vez en la vida, me sonrojé.
- Pues no te vayas...-Apoyó su cabeza en mi pecho.
Oh Dios, ¿me está diciendo que no quiere que me vaya?
La verdad es que no me tenía por qué ir, y menos quería hacerlo. Pero podía incomodarla o que vinieran sus padres y la vieran un criminal.
- No te quiero incomodar...-Mascullé y la aferré más a mí. Estabamos abrazados.
Claro que no quiería irme, ¡ni nada parecido!
Nunca me había importado la opinión de la otra persona en estas situaciones...¿por qué ahora sí?
- Por favor...-Me abrazó más.
¿Por favor? ¿Me estaba perdiendo por favor? ¡Se lo tendría que pedir yo a ella!
En un acto reflejo, pude ver cómo una lágrima recorría su mejilla.
¿Estaba llorando? ¿Por qué? Me separé un poco de ella y con mi dedo pulgar retiré la lágrima.
- ¿Por qué lloras?.-Mi rostro se tornó preocupado.
- Po-por nada.-Se quitó algunas lágrimas más.- Una tontería.-Intentó sonreir, pero solo consiguió innudar su cara con una mueca extraña.
- Dímelo, por favor.-Dije sonriendo, intentando que confiara en mí.
- Solo es que...bueno...,mañana es mi cumpleaños...-Otra lágima salió de su ojo izquierdo. Y a la vez, mi corazón se volvió a encojer.
- ¿Y eso es malo?.-Estaba confuso.
- Es que, bueno...lo voy a pasar sola...-Dijo triste.
- No, sola no.-La sonreí.- Yo voy a estar aquí.-La abracé.
Y justo cuando iba a contestar, un sonido la interrumpió. Mi móvil.
- ¿Si?
- Cuida a tu chica. Si no, puede que no vuelva a ver la luz del día.
Mi corazón se paró. ¡¿Cómo coño sabían algo de Nicol?!
- Si quieres que no la pase nada, tedrás que hacer un trabajillo para mí.

Capítulo 4.

¡Yo no soy así!

Poco a poco fue penetrando su lengua en mi boca. Estuvo recorriendo cada milimetro de ella hasta que por las leyes de la naturaleza, nos separamos.
- Mejor vamos a mi casa para curarte las heridas.-Dije algo graciosa.
Él no dijo nada. Se limitó a esbozar una pequeña sonrisa.
Entre un silencio bastante incómodo llegamos a la puerta de mi casa a paso lento. Abrí y le invité a pasar.
- ¿Me siento?.-Dijo señalando el sofá de piel blanca.
Lo admito, me hizo gracia. No entiendo cómo un supuesto violento y basto hombre puede pasar de estar disfrutando de pegar a un borracho a comportanse tan tímidamente. Solté una pequeña risa.
- Sí, ponte cómodo. Ahora vuelvo.-Le mostré una de mis mejores sonrisas y me fuí escaleras arriba.
Entré en el baño, y suponiendo que ya no me oía, suspiré. ¿Desde cuando estoy tan sumamente rara? Es extraño en mí este comportamiento..., ¡espera! ¿Son las -miro el reloj- la una menos veinte y...¡todavía no he hecho los deberes!? Y lo más importante...¡¿tengo a un tío en casa que ni si quiera conozco?! Sí, no estoy normal. Pero igual, me encanta esta sensción..., así que no creo que haya problema alguno.
Abro un armarito y de el saco el botiquín. Lo cojo entre mis manos y bajo rápido las escaleras. Llevará con dolores un buen rato.
Me pongo a su lado con las piernas cruzadas mirando hacia él. Se dá la vuelta y se pone cómo yo, en frente mía.
- Haber, ahora no te muevas, ¿vale?...-Dije mientras que me levantaba un poco por las piernas para llegar mejor a las heridas de la cara con una gasa.
¡Dios!, ahora que me fijo bien, tiene unas cuantas heridas importantes, eh. Y profundas. Sobre todo profundas y grandes.
- ¡Ay madre! ¡Si son enormes!.-Si, estaba algo asustada. ¡¿Pero cómo narices se había hecho eso?! ¡¿peleandose con ese?!.
- ¿Pero que dices?.-Rió. Se lo estaba tomando a cachondeo, y a mí,admito, que no me hacía ninguna gracia.- No es para tanto.-Sonrió.
- No tiene gracia.-Le miré mal mientras que con agua oxigenada y una gasa intentaba curarle alguna que otra herida.
- ¡Pero es que estás exagerando!.-Dijo gracioso.
Le heché una mirada fulminante y pudo entender que este no era el momento de hacerse el 'machote'. No, ahora, no.
La cara ya estaba curada.
- ¿Te dió en algún sitio más?.-Dije preocupada.
- Sí.-Rió.
- ¿Donde?
- En el estómago...pero no creo que tenga nada.-Sonrió.
- Túmbate.-Básicamente se lo ordené mientras que me levantaba.
Me miró extrañado y frunció el ceño. Lo hizo confundido y le subí la camiseta.
- ¿Qué haces?.-Dijo riendo y algo sonrojado.
- Voy a hecharte una crema para quitarte algo este moratón...-Musité.
Tengo que admitir que está muy bien, eh. ¡Dios! ¡Vale! ¡Está de p*uta madre! Demasiado bien para ser un tío...
|Narra Jason|
Era extraño. A cualquier tía que me hubiera quitado la camiseta ya me la estaría tirando. Pero por mucho que quiera con ella..., mi corazón me lo impide. Sí, ese que lleva toda mi vida apartado a un lado, sin tener ningún sentimiento, quitando la agresividad. Ese mismo, ahora no quiere asustarla. Quiere ser 'cariñoso', ¡¿pero por qué?! ¡yo no soy así! Cada vez te entiendo menos Jason..., cada vez te entiendo menos... y es que aun así, sigo deseandola.
- Auch.-Susurré. No me suelo quejar cuando me pegan y menos cuando me curan. Pero tengo que admitir que ese moratón era más grande de lo normal.
- Oh, lo siento. ¿Te hice daño?.-Dijo preocupada. Era tan mona...¡no! ¡Jason, no! Deja de decir esas cosas...
- No, no. Tranquila.-Dije esbozándo media sonrisa y volviendo mi vista al blanco techo de su salón.
Al cabo de más o menos cinco minutos, acabó con todo yo.
- ¡Listo!.-Musitó. Guardó todo y seguramente, para volver a dejarlo todo en su sitio, subió las escaleras.
|Narra Nicol|
Nada más dejar las cosas en su sitio, noté cómo algo en mi bolsillo derecho vibraba. Había recibido un mensaje.
*SMS*
¡Hija! Que tu padre y yo haemos decidido pasar un mes fuera, no te parece mal, ¿no? Ahora mismo estamos embarcando en el avión. Te quieren; tus padres.
Mmm..., ¿vale? Sí, diréis que por qué no me enfado..., bueno, se puede decir que ya estoy más que acostumbrada a esto, así que...da igual. Lo único que verdaderamente me importa es que...no van a estar para mi cumpleaños. ¡Va a ser un gran cumpleaños! Nótese la ironía.
Tras soltar un suspiro en signo de protesta, salgo resignada y se puede decir que algo triste del baño. No quiero que Jason me lo note, así que mientras que bajo las escaleras intento fijir una sonrisa. Al llegar abajo, miro su ubicación. Sigue tumbado en el sofá, lo único, que está dormido...¡guay! ¿y ahora que hago?...¡Dios! ¡tengo que hacer los deberes!
Paso rotundamente del tema de Jason y me subo a estudiar...¡mañana tengo el examen final de matemáticas! ¡con lo mal que se me dan!
Y sí, me paso toda la noche estudiando.
Tras horas y horas entre raices de varios tipos y demás, miro la hora...¡son las ocho de la mañana! y todavía no he cerrado los ojos...
Decido que lo mejor sería despejarme un poco, así que decido ducharme. Después, me visto.
Las clases comienzan a las 9:00 y tardo veinte minutos en llegar...si son las ocho y media y no dormí nada...creo que mejor me paro en Starbucks por el camino.
Bajo al salon y...¡ostia! ¡que Jason sigue aquí! Vuelvo a mirar la hora...mejor me voy llendo.
Salgo a la calle y me paso por Starbucks, cojo un café para no dormirme y llego al insituto. Pasa el tiempo y suena el timbre. Y por si os lo preguntáis, el examen me salió muy bien. Al final mereció la pena pasarme toda la noche estudiando. Llego a casa, y al abrir la puerta me encuentro a Jason de un lado para otro del salón. Por su expresión, está preocupado y algo furioso, ¿qué habrá pasado?
|Narra Jason; 11:00am|
Algo de luz en mis ojos va haciendo que me vaya levantando. Me froto los ojos y me estiro lentamente. Bostezo y abro los ojos. Miro a mi alrededor y al segundo lo recuerdo todo. Nicol...¿donde estará? ¿Se habrá quedado dormida? ¿Me habré quedado dormido? Preguntas absurdas, pero que inconscientemente me hago.
[...]
Vale. ¿Donde coño está? ¡La llevo buscando una hora por toda la casa y no la encuentro!
Las horas pasan y mi paciencia se va perdiendo por momentos...¿desde cuando estoy yo así de preocupado por que una chica no aparezca en su casa?
*Las 2:30pm*
¡¡JODER!! ¡Ya no puedo más! ¡¡Ya tendría que estar aquí!!
Empiezo a dar vueltas por el salón. De un lado para otro. Lo admito, estoy furioso. ¿Por qué cojones se fué y no me avisó, eh? Ya sé que no soy nada suyo. Ni si quiera su amigo. Pero de todos modos exigo que me diga todo lo que hace y en que momento lo hace. ¡Y quiero que lo tenga bien claro!
Un ruído me despierta de mis pensamientos. La puerta se abre, y por ella aparece la persona por la que tanto me he desesperado, gritado y tirado de los pelos en estas últimas horas. Nicol.

Capítulo 3.

Sus oídos hacían caso omiso a mis palabras.

¿Que qué? ¿Quería que quedasemos a las doce? Sí, claro, ¿y qué más?
- No.-Dije seria por fuera y algo insegura por dentro, no sé si me entendéis.
- Pues no me voy.-Respondió seguro.
- Sí, sí que te vás.-Me acerqué a él y le señalé la puerta.- Fuera.
No sé ni porque le estaba hechando..., se notaba desde lejos que no me gustaba meterme en líos..., no sé, tenía miedo de que fuera un error y fuera para siempre.
Estuvo pensativo unos segundos bastante largos y después, sonrió.
- Lo siento, pero solo me voy si quedamos esta noche.-Elevó los hombros.
- Diooooos.-Me desesperé un poquito.- Vale, quedamos. Pero solo si te vas ya de mi casa.
- Así me gusta.-Sonrió.- ¿Te vengo a buscar?
- No gracias, dime donde y ya voy yo solita. Pero te advierto que antes de las dos y media tengo que estar en casa, ¿vale?
No me creo lo que acabo de hacer. ¿He quedado con un delincuente juvenil para hacer una locura rara a las doce de la noche? Bueno..., siempre hay un primera vez para todo. Alguna vez tenía que cometer alguna 'locura'.
- Mmm..., vale.-Volvió a sonreir y se acercó mucho.- A las doce en el parque de la esquina, ¿si?.-Dijo rozándo nuestros labios.
Asentí anonada. No sé si era porque iba a quedar con él o porque estaba apunto de besarme y no me apartaba. ¿Por qué no me puedo mover? Noto cómo dá un pequeño beso en mis labios y sale por la puerta sonriendo. Le sigo con la vista mientras que estoy en las escaleras hasta que abre la puerta principal. Me mira, sonríe y se marcha.
Suspiro. Me hecho en el sofá y recuerdo, que al final no compré los yogures..., bah, le diré a mamá que no ví la nota y punto.
|Narra Jason|
Es..., es extraño. ¿Cuando he hecho yo, el violento y casi criminal Jason, arriesgarse a ser encarcelado por conocer a una chica? Nunca. Jamás. Ni por el mejor polvo del mundo lo habría hecho, y eso ya es decir..., y...¿y si esa chica, Nicol -aquel nombre que no coseguía que saliera de mi cabeza- está empezando a ocupar un lugar en mi corazón, en mi vida? No, no y no. Jason, ¡deja de decir gilipolleces! Eres una bestia que obtiene satisfacción cuando alguien siente dolor. No puedes 'sentir' algo por una persona. Me dí una bofetada mental y volví a la realidad. Hoy...hoy había quedado con ella. Inconscientemente sonrío, no puedo avitarlo. La volveré a ver..., y no sabéis lo mucho que me alegra ello.
Meto la mano en uno de mis anchos y enormes bolsillos y compruebo que mi pistola tenga puesto el seguro. No es plan de montar aquí, en medio de la calle, un numerito. Lo tiene, bien.
Paso por un par de calles hasta llegar a mi apartamento. No, no es solo mío, pero..., hace dos años que mis padres no vienen por aquí. Así que, basicamente, me pertenece.
Abro la puerta y me adentro en mi vivienda. No es muy grande, pero tampoco pequeña. Se podría decir que es..., corriente. Normal. Me acomodo y sin ni si quiera darme cuenta, vuelve a mi mente. Su imagen. ¿Por qué no puedo sacarmela ni un maldito minuto de la cabeza, eh?
Y así paso tres horas. Pensando en ella, y únicamente ella.En Nicol.
|Narra Nicol|
Abro los ojos, y me los froto. ¿Qué hora es? ¿Cuanto he estado durmiendo en este pequeño sofá? Miro el reloj y veo que son las 23:15. Bien, todavía tengo tiempo hasta tener que ir a su encuentro. Me tomo un café para no dormirme y hago algunas cosas sin importancia.
Justo a las 23:50 salgo por la puerta de mi casa. Camino lentamente hacia el parque donde se supone habíamos quedado. No era que quisiera pero...es que sabe donde vivo..., vale. No sé por qué estoy siendo hipócrita con mi propia mente. Sí, quiero verle. Pero a la vez no quiero. ¿Nunca habéis sentido dos cosas totalmente opuestas? Porque yo sí. Y muchas veces.
Tras cruzar varios pasos de cebra, ver pasar a varios coches en la penumbra de la noche y atrevesar diversar calles. Llego a mi destino. Son exactamente las 00:01, así que, no llego del todo tarde.
Dirijo mi vista por todo el parque, buscando su figura en la profunda oscuridad de la noche.
Entonces, un señor borracho se me acerca. Tengo miedo, pero intento tranquilizarme.
- ¿Que haces a estas horas tú sola, preciosa?.-Dijo con la típica voz de alguien que está absolutamente ebrio.
No contesto. No quiero cagarla más de lo que la he cagado viniendo aquí a estar horas.
- Ven cariño, nos lo pasaremos muy bien juntos.-Dijo mientras que tiraba de mi brazo y me pegaba a su cuerpo.
Me retorcí e intenté escapar con todas mis fuerzas cómo pude. Pero era imposible. Me empezó a besar el cuello. Empecé a tener nauseas. Me daba realmente asco.Grito. Noto cómo su mano se dirije a mi culo, cuando oigo un fuerte ruido. Automáticamente el borracho se separa de mí. Pero me doy cuenta que no de propia voluntad, si no porque ahora mismo tiene a Jason encima pegándole puñetazos sin parar.
Pum, pum, pum, pum. Los golpes secos que daban los fuertes puños de Jason rebotaban en mi cabeza. ¿Qué podía hacer? Ese señor cada vez sangraba más, y me había quedado en shock.
Entonces, reaccioné. Miré a Jason y ví furia en su cara. No pensaba parar, y lo sabía. No tenía más remedió que hacer que no siguiera con eso, o mataría a aquel hombre.
- ¡Jason! ¡Para!.-Grité lo más fuerte que mi garganta me permitió. Pero de todos modos; sus oídos hacían caso omiso a mis palabras.
Cada vez lo golpes sonaban más fuertes, y el borracho estaba ya casi inconsciente. Así que, agarré a Jason por su espalda y le jalé cómo pude.
- Jason, por favor, para...-Ya no podía gritar más, y opté por susurraselo al oído.
Y en ese momento, paró. Estaba muy tenso, así que dejé que se relajara unos minutos mientras que yo seguía abrazada a su espalda y él encima de su 'víctima'.
Suspiró. Se levantó y dió media vuelta para encontrase conmigo. Tenía las manos manchadas de sangre y alguna herida y moratón.
- ¿Estás bien?.-Preguntó preocupado mientras que rodeaba suavemente mi cuerpo con sus brazos.
Y por muy increíble que parezca, me lo preguntó él a mí primero. Era exactamente lo que iba a pronunciar yo, pero se me adelantó.
- Sí.-Tartamudeé. No estaba acostumbrada a tantas emociones juntas.- ¿Y tú?.-Me separé un poco de él para poder mirarle a los ojos.
- Bien, tranquila.-Sonrió.
- No, no estás bien. ¿Has visto tus heridas?.-Pregunté preocupada.- Ven.-Tiré de su brazo.
- ¿A donde vamos?.-Preguntó confuso.
- A mí casa, no quiero que te desangres en medio de la calle.-Pasó un brazo por mis hombros.
- Pero si estoy bien, en serio.-Dijo aferrándome más a él.
Entonces, se paró en seco. No sé por qué. Me agarró por la cintura y me pego demasiado a él. Y entonces, me besó. Esta vez sí que no pude evitarlo y se lo correspondí. No me importan las consecuencias. No me importa lo que vaya a pasar luego. Ahora mismo solo me importa él. Jason McCann.

Capítulo 2.

No te voy a hacer nada malo.

¿Qué? Me giré, y lo ví. Ahí estaba él, con una pistola en la mano apuntando a la pobre señora que creería que hoy iba a ser un simple y normal día de trabajo de cajera en esta pequeña tienda humilde, pero no. Él. El chico que no salía de mi cabeza por más que quisiera, aunque no lo conocía, estaba apuntandola con un arma. Le observé atónita, anonadada, perpleja, extrañada..., no tenía precisamente una sola sensación imbadiendome. Entonces me miró a los ojos. Parecía cómo si me hubiese estado buscando semanas y por fín, me hubiera encontrado. Su mirada era extraña, así que decidí apartar la vista de él, y centrarme únicamente en sus movimientos sin mirarle a la cara.
- ¿Qu-ue quiere?.-Dijo la señora mayor que atendía a la caja. Por su tono, estaba asustada. Hombre, era de esperar. Estaba a un paso de que la mataran ni fallaba en algo. Se notaba que era inexperta en esto de ser atracada.
- Quiero que todo el mundo se tape la boca y los ojos con esos trapos.-Dijo señalando unos trozos de tela rojos y negros que estaban a un lado de la tienda.
Sin pensarlo dos veces, todos los presentes cojimos dos y nos los pusimos en los sitios que el nos había obligado.
- Ahora, sentaros en el suelo.-Dijo con una voz, que más bien me sonó muy tierna, pero cercana. Cosa que me asustó un poco, pero preferí no hacer ninguna tontería y sentarme en el suelo sin más, obedeciendo sus ordenes al pie de la letra.
Estuvo unos segundos callado y sin pronunciar palabra alguna, hasta que noté una repiración pesada cerca de mi oído, me estremecí.
- ¿Donde vives preciosa?.-Dijo mientras que rozaba sus labios con mi mejilla. No sé por qué, pero no me desagradó que lo hiciera.
Hice un pequeño sonido, ya que tenía la tela en la boca y no podía articular una palabra que alguien pudiera entender.
- Vale.-Soltó una pequeña risa a un centímetro de mi oído.-Te subo la venda de la boca para que me lo digas. Pero no puedes gritar, ¿si?.-Yo me limité a asentir y él me subió un poquito la tela para que pudiera hablar.
- En Abbey Road, el nº14.-No sé ni por qué se lo dije. Es peligroso que un criminal sepa donde vivas, pero...no sé. Me dió la sensación de que lo más indicado era decirselo.
Él no dijo nada. Me volvió a poner la venda en su sitio y, Dios sabe por qué, me cargó en su hombro y salió de la tienda conmigo encima. ¿Qué coño estaba pasando? Osea, el tío que ni si quiera conozco pero no paro de pensar en él aparece derrepente en mi vida, hace que atraca una tienda en la que estoy y en vez de pedir dinero o algo así, hace que nos tapemos la boca y los ojos, me pregunta donde vivo y me lleva a no sé donde cargada en su hombro. ¿Tiene sentido? Pues no.
Por suerte..., o más bien, por mala suerte, nadie vé que me está llevando contra mi voluntad. ¿Por qué? Os preguntaréis. Pues muy sencillo, aquí, en Londres, hay muchas callejuelas que van a dar a cualquier parte de la ciudad y en las que nunca hay nadie. Casi seguro que él las conoce, y ahora mismo, estamos llendo por ahí.
Tras cinco minutos de impotencia total, noto cómo me baja y mis pies tocan es suelo.
- ¿Donde tienes las llaves?.-Pregunta tierno.
Las saco de mi bolsillo delantero y se las ofrezco. Recordad que ni mis manos, ni mis pies, estaban atados.
Oigo cómo abre la puerta de mi enorme casa y noto cómo me vuelve a coger. Entra y cierra la puerta. Sube unas escaleras, que sin que él lo sepa, dan casi directamente a mi habitación. Tiene suerte de que mis padres no estén en casa...
- Nicol, supongo. ¿Cierto?.-Despierta mis pensamientos con esa pregunta absurda. Claro, ¿quién iba a ser si no? Seguro que lo a visto en el cartel que tengo en la puerta de mi cuarto. Asiento.- Bonito nombre.-Y no sé por qué, pero inconscientemente esbozo una pequeña sonrisa.
Abre la puerta seguramente de mi habitación y pasa cómo si de su propia casa tratase. Me deja en la cama y me recuesta en ella. Hago unos sonidos extraños para que se dé cuenta de que me molesta la venda y noto que se pone ancima mía con sus piernas a mis costados.
- Sh...-Susurra y acerca su boca a la mía tanto que puedo aspirar su aliento. Tenía algo de miedo, y estaba temblando un poquito bastante.- Tranquila...-susurró- No te voy a hacer nada malo.-Besó lentamente una parte de mi mejilla y me fué quitando poco a poco la venda de la de los labios.
Y entonces, literalmente, me comió la boca. Le iba a corresponder, pero entonces me dí cuenta de que no. No podía dejar que esto pasase. Sería para siempre, y tengo miedo de que fuera un grave error. Y en ese instante, con una fuerza que no sé ni de dónde saqué, le tiro de la cama. Rápidamente me quito el trozo de tela que cubría mis ojos y miro hacia mi lado. Hay está él, recomponiendose de una fuerte caída al suelo de mi habitación.
- ¿Por qué has hecho esto?.-Dije enonadada. Todavía no me podía creer lo que había pasado en esta última media hora.
- ¿Tengo que tener alguna razón?.-Elevó una ceja divertido y sonrió. Pero en cambio, yo estaba enfadada. Total y absolutamente enfadada.
- No ma hace gracia.-Respondí fría. Tajante. Rápidamente esa sonrisa se le esfumó de la cara.- ¿Te va...?.-Pero antes de que le pudiera hechar de mi casa, un sonido y unas palabras me interrumpieron.
Sonó un disparo.
- ¡JASON MCCANN!.-Gritaron desde afuera de mi casa. A él se le descompuso la cara.- ¡NO TE ESCONDAS! ¡LOS POLICÍAS TE ENCONTRAREMOS!.-Gritó y tras eso, se oyó cómo un coche de policía de alejaba por la solitaria calle.
Chasqueó su lengua.
- ¡MIERDA!.-Gritó y golpeó mi pared. Tan fuerte, que literalmente hizo un agujero en ella del tamaño de una bola de bolos.- ¡JODER! ¿POR QUÉ?.-Se agarró de los pelos y dió una patada a un tabique que tenía cerca. Se había olvidado completamente de que yo estaba ahí.
No sabía que hacer. ¡Por favor! ¡Ayúdenme! ¿Qué hago? ¿Le tranquilizo o..., le hecho?
- T-te llamas Ja-son, ¿ver-dad?.-Tartamudeé cómo pude. Era dificil saber que decir y cómo es esa situación.
Me miró y se dió cuenta de que yo estaba presente. Quitó sus manos de sus cabellos y se intentó tranquilizar cómo pudo. Al conseguirlo, me miró a los ojos. Suspiró.
- Me llamo Jason. Jason McCann...-Intentó sonreir, pero lo único que le salió fué una extraña mueca en la cara.
¿Jason McCann? Espera...¿el niño que se supone va a mi clase? y...,¿el que sale tanto en las noticias por meterse en tantos líos?
- Po-por favor.-Volví a tartamudear.- ¿puedes irte?
No quería que lo hiciese..., pero a la vez si que quería. Era muy raro, pero no podía permitir que pasase algo malo. Y no penséis mal. Me refiero a que no quería que vinieran mis padres o alguien así y vieran que tengo a un delincuente metido en mi habitación.
- ¿Qué? ¿Por qué?.-Me miró extrañado.
- Pues porque la policía te busca y no te conozco.
- Vale, me voy. Pero quiero una cosa.-Me miró feliz. Me daba miedo en serio.
- ¿El qué?
- Quiero que quedemos hoy a las doce de la noche.-Me miró triunfador.

Capítulo 1.

Uno...dos...tres...cuatro...

Pincha aquí para ver esta foto.

¡BUM! Un sonido seco. Y derrepente...uno de los dos cae al suelo. Silencio. Más silencio y...un grito de dolor. Un grito que me dió hasta miedo. Y entonces...todo se volvió oscuro. Solo veía ese pelo alvorotado que tanto me gustaba.
Sacudo la cabeza mientras suspiro impotente. ¿Por qué últimamente no puedo dejar de soñar despierta? Siempre es lo mismo. Él. Alguien que ni si quiera conozco, y aun así, no me lo puedo sacar de mis pensamientos. Esos ojos brillantes de color caramelo, ese perfecto pelo que cualquiera envidiaría, esas facciones absolutanmente hermosas y esos labios carnosos que saben formar aquella sonrisa totalemente seductora...¡Nicol! ¡Para! Sacudo la cabeza y vuelvo la vista a los problemas de matemáticas, los cuales solo han conseguido aburrirme. Tras unos cuantos suspiros, me resigno y acabo totalmente mis deveres. Miro el reloj y veo que son las cuatro y media. Bajo al salón y veo una nota en el frigorífico. Que raro, no me pareció verla al llegar.
#Nota:
"Cielo, por favor, vete a comprar a la tienda de siempre los yogures de soja, que a mí no me dió tiempo. Cómo siempre, volveremos a las 3am. Te quiero; Mamá."
¿Creo que no os estáis enterando de nada, no? Pues bueno, me llamo Nicol, tengo 16 años y voy a 1 de bachiller en el instituto Zeydask Pay School, en Londres. Soy la típica niña responsable, que estudia y obedece a sus padres. Así que...allá voy, a comprar. Cojo el movil, las llaves y salgo de casa.
"There’s a fire starting in my heart. Reaching a fever pitch, It’s bringing me out the dark." Las letras de esa canción no paran de retumbar en mi cabeza. Mientras tanto, observo a la gente que pasa a mi lado. Aquí, en el centro de Londres, pocas veces se vé a alguien tranquilo caminando por la calle. Cómo yo estoy haciendo ahora mismo. Es extraño. Una ciudad tan bonita y apreciada cómo esta, y nunca nadie que vive en ella se a parado a admirar el Big Ben, el Palacio De Westminster, el Buckingham Palace...,parece que los turistas son los únicos que de verdad aprecian la ciudad.
Todo era normal, cómo un día cualquiera, pero derrepente paso por delante de la comisaría y mi corazón se para. ¿Me estás bacilando, no? ¿Esto es una broma? Porque no tiene ni puñetera gracia. No, no, no y no. No puede ser él.
|Narra Jason|
Cambia...De nuevo esa dulce voz despierta en mi cabeza. Ese pelo castaño brillante acompañado de esos ojos azules profundos no salen de mi mente. Es tan hermosa..., y diréis, ¿quién? No tengo ni idea. Pero para mí, es solo un sueño.
Sacudo la cabeza y vuelvo a la cruda realidad.
Otra vez más en comisaria. Sentado en este banco que ya bien conozco. Estoy atado a el, ya no confían en que no me escape. Por suerte, se vé la calle. Decenas de personas pasan de un lado a otro de la ciudad. Algunos agoviados, otros con prisa, y de vez en cuando pasa uno relajado.
Entonces, algo se activa. Un 'click' se oye en ese corazón que nunca a sentido nada. Solo cierta satisfacción cada vez que le daba una paliza a algún que otro gilipollas. ¿Es cierto? ¿Estoy viendo lo que yo creo que estoy viendo? No, es imposible. La sigo atentamente con la mirada y veo cómo se adentra en la tienda de la esquina. La que tiene una cola enorme. ¿Hago una locura? Sí. Y no será la primera, ni la última.
|Narra Nicol|
Veo que tuerce la cabeza hacia mi dirección y aparto rápido la mirada. Serán imaginaciones mías. No creo que de verdad sea quién yo creo que es. Paso al lado sin mirarle y llego a la tienda. Tiene una cola enorme. Suspiro impotente y me pongo en la fila. Uno...dos...tres...cuatro...Pasan los minutos y llego a la caja. Voy a hablar, pero una voz interrumpe mis palabras.
- ¡TODO EL MUNDO AL SUELO! ¡ESTO ES UN ATRACO!